UN BUEN COMIENZO

Doy rienda suelta a mi nuevo blog sobre cine en Blogger. El anterior, llamado LOS VIERNES AL SOL, lo tenía en la plataforma El País. Aunque hablar a éstas alturas de Crepúsculo no es muy actual. Pero una forma de empezar a darle un contenido, en todo el trabajo de composición y grafismo de éste nuevo blog, era comenzarlo rescatando algunos de los antiguos artículos de LOS VIERNES AL SOL, con críticas sobre películas que en su momentos fueron éxito, como la protagonizada por Kristeen Stewart y Robert Patinson.

viernes, 12 de junio de 2015

HOMENAJES : Vicente Aranda


El pasado 26 de mayo nos dejó uno de aquellos directores, que aportó el cine español, y que fué creciendo con el : Vicente Aranda.
Vicente Aranda nació en Barcelona, en 1926.

Sus primeras películas se podrían englobar dentro de la denominada Escuela Catalana, que aportó una estética renovadora y atrevida al cine español de los últimos años 60 y principios de los 70, con películas como Fata Morgana, La novia ensangrentada o Clara es el precio.

Director fetiche de actrices como Victoria Abril (quien despegó profesionalmente de la mano del director), Ana Belén o Paz Vega, se caracteriza, en la gran parte de su filmografía de los años 80, por plasmar denominadores comunes en sus películas, como el amor pasional y el sexo, dentro de un trasfondo político-histórico; patente en películas como Fanny Pelopaja, Amantes, Libertarias, o El lute : camina o revienta. Pero tambien algunas peliculas reflejan la busqueda del ser humano, de otra identidad (Cambio de sexo, Canciones de amor en Lolita's Club.).

Muy característicos del director, son los enredos pasionales, con historias entrecruzadas rozando el suspense, especialmente en la década de los noventa. En ésta línea destacaron tres películas : El amante bilingüe (con Imanol Arias y Ornella Mutti), La mirada del otro o La pasión turca (con Ana Belén).

A medida que ha ido alcanzando una madurez como cineasta, tambien ha tocado el género epico, primero con Libertarias (ambientada en la Guerra Civil española), y mucho más tarde con Carmen (con Paz Vega), Tirante el Blanco (con su musa Victoria Abril y un gran reparto internacional), y Juana La Loca (que marcó los inicios de una televisiva Pilar Lopez de Ayala).

En un plano personal y, por lo tanto, más cercano siempre se caracterizó por ser un hombre visceral y crítico, especialmente con la política cinematográfica española, y que incluso a reconocido en público cosas como haber discutido con los actores en alguno de los rodajes.

Tampoco pasaron desapercibidas sus discrepancias con autores literarios cuyas obras Aranda llevó a la gran pantalla, como son los casos de su relación con Antonio Gala (de quien adaptó La pasión turca), o Juan Marsé (en cuya novela se basó para filmar La muchacha de las bragas de oro).

Nos deja un hombre del cine español, que no nos dejó indiferentes, tanto en su obra cinematográfica, como en su carácter.

lunes, 20 de abril de 2015

DIANA. Oliver Hirschbiegel



Director : Oliver Hirschbiegel.
Año : 2013.
Nacionalidad : Reino Unido.
Duración : 113 minutos.
Género : Drama autobiográfico.
Título original : Diana (Caught in fight).

Guión : Steven Jeffreys.
Música : Keefus Ciancia, David Homes.
Fotografía : Rainer Klausmann.

Reparto :
Naomi Watts, Naaven Andrews, Cas Anvar, Geraldine James, Charles Edwards, Michael Byrnes, Douglas Hodge, Laurence Belcher.

Retrato de la polémica y fallecida princesa Diana de Gales, con un especial enfoque, ya que éste se centra en el filme al romance que la princesa mantuvo con el médico pakistaní Hasnat Khan, quien resultó ser el amor de su vida y el cual tuvo lugar dos años antes de su relación con el magnate Dodi Al Fayed.

Crítica

No debe sorprendernos que el propio Hasnat Khan, el amor de la princesa interpretado por Naaven Andrews, califique la película de "historia basada en rumores y completamente falsa". Tampoco el posible miedo y nerviosismo de Naomi Watts,  (cuya interpretación del personaje protagonista es bastante aceptable), en la presentación del filme en Londres, especialmente ante las tiranteces de William y Harry; sendos hijos de la fallecida princesa, que apenas aparecen unos minutos de metraje en el filme.

Y es que Oliver Hirschbiegel, se ha embaucado en una aventura, fuera de las fronteras de su Alemania natal, en el proyecto de relatar una historia sobre la família real británica, tan sagrada en el Reino Unido, como en Alemania hablar de Hitler, y lo ha hecho con la mera estructura de telefilme pastelón y romántico, a veces aburrido.

Es normal que, ante tema tan candente para el británico como el apellido "Spencer" y todo lo relacionado con el mismo, el público inglés espere encontrarse con una película digna de ver, y fiel a la realidad de lo que cuenta. Lo que si logro Stephen Frears con "The queen", valiéndole a Helen Mirren el Oscar a la Mejor Actriz.

Por desgracia, el en un principio prometedor producto del cineasta alemán, es una película cuyo principal pecado, a pesar de una excelente banda sonora de música jazz y una excelente fotografía, es el de querer ser un homenaje tan parcial, es decir, tan centrado en una parte de la vida amorosa de la vida de Diana, que, ni siquiera, a pinceladas muestra esos aspectos relevantes que sirven para entender esa parte concreta de su vida : sírvase su enfrentamiento con la casa Windsor o la infidelidad de su marido, el príncipe Carlos, con Camila Parker Bowles, los cuales son inexistentes en la historia. Todo ello, cuando si que cobran un peso frecuente y relevante en el guión, las apariciones públicas de la princesa.

Sencillamente, "Diana" es una película con la trama desequilibrada respecto a la importancia relativa que el director le da a los aspectos de la vida del personaje ¿quizás por la censura del respeto?

Pues las revistas del corazón se atrevieron ya a hacerlo durante años, con amarillismo y sinvergonzonería ¿por que no lo podría haber hecho una película, con estilo, rigor y respeto?





domingo, 8 de febrero de 2015

HOMENAJE : Amparo Baró



Queridos lectores. Hoy inauguro en FILM, blog de cine, una nueva sección, y no es para menos.

Desde el año 2010, llevamos los peores años para la escena española, con lamentables pérdidas de grandes artistas de nuestro país.

"HOMENAJE :" será esa nueva sección que, esperemos, no tenga que tener un nuevo artículo cada día, porque, pese al placer de contar, compartir y escribir, siempre es lamentable despedirse de alguien.

Si éstos años nos hemos ido despidiendo de grandes de la talla de Alfredo Landa, Alex Angulo, Fernando Guillén, Amparo Rivelles, Mariví Bilbao, Pepe Sancho, Carlos Larrañaga o Sancho Gracia, el pasado jueves 29 de enero sufrimos la lamentable pérdida de Amparo Baró.

Las generaciones más recientes la recordaremos por la vieja Sole en la serie Siete Vidas; una mujer pequeña, de voz chillona, conservadora y temperamental, que no paraba de repartir collejas a Toni Cantó y a Javier Cámara, quienes han mostrado sentirse muy apenados con la muerte de la actriz, a los 77 años de edad.

Pero la Sole que conocemos por todos fué, en realidad, una de las mejores actrices teatrales que ha dado nuestro país. Ésta catalana nacida en 1937, tuvo su primer papel de importancia en la obra Mary Chase, compartiendo escenario con Adolfo Marsillach. Posteriormente, le siguió una prometedora carrera teatral con éxitos como Café del Liceo, Mi adorado Juan y El pan de todos.

Fue también una de las musas del programa mítico en la andadura de Televisión Española, Estudio 1; un formato de teatro televisado por el que han compartido plató grandes actrices de nuestro país, y donde Amparó Baró interpretó obras como Mujeres solas o Silencio, estrenamos.

Entrada la década de los 60, debutó en el cine con el film de Antonio Isasi-Isasmendi, Rapsodia de sangre. Fueron años en los que comenzó a labrarse ese personaje de mujer bajita e histriónica, que le llevaron a rodar películas comerciales de la época, tales como Margarita se llama mi amor o La chica del trébol.

La actriz fue reduciendo, en décadas posteriores, sus apariciones en la gran pantalla, con películas no exentas, sin embargo, de éxito y de calidad donde destacan El bosque animado (Jose Luis Cuerda), Soldadito Español (Antonio Jiménez-Rico), Las cosas del querer (Jaime Chávarri) y, más recientemente, junto a Maribel Verdú, Siete mesas de billar francés, por la que ganó el premio Goya  mejor interpretación femenina de reparto.

Ya entrados los años noventa, después de los batacazos que le propinaron series que no tuvieron demasiada repercusión, tales como Juntas, pero no revueltas (imitación de la serie norteamericana Las chicas de oro) o Lleno, por favor,  no sería hasta final de la década cuando alcanzaría el éxito interpretando a la malhumorada Soledad Huete en 7 vidas y, posteriormente, a Jacinta Garcia, en El Internado, en un papel algo más secundario pero no menos elogiado, a merced del éxito de la serie.

Tampoco pasaron desapercibidos sus desternillantes monólogos en El club de la comedia, donde Baró se valió de ese carácter de pequeña señora crítica y soberbia, que tan bien le funcionaba, para construir un estilo de humor muy personal.

Se nos fué, por tanto, una de esas mujeres que, pese a ser un escenario su medio natural, siempre se resistió a ser encasillada.




Amparó Baró con Quique San Francisco en la película La banda del Pecas


Su personaje de Sole en la serie 7 vidas, se hizo famoso por las constantes collejas que daba a sus compañeros de reparto. En éste video, vemos como lo hacía con Toni Cantó.


Uno de los monólogos de Amparo Baró en El Club de la comedia.

 
Amparo Baró en el cortometraje Eutanas, uno de los últimos trabajos de la actriz, antes de su fallecimiento.


Amparo Baró en otro de sus momentos en El club de la comedia. 




Momento en el que Amparo Baró recibe el premio el Tp de Oro, por su interpretación en la serie El internado.



viernes, 21 de noviembre de 2014

LA ISLA MÍNIMA


Dirección : Alberto Rodríguez
Nacionalidad : España
Género : Thriller policíaco
Duración : 105 min.
Guión : Alberto Rodríguez, Rafael Cobos.
Fotografía : Alex Catalán
Intérpretes : Raúl Arévallo, Javier Gutiérrez, Nerea Barros, Antonio de la Torre, Jesús Castro.

Sinopsis
La Isla Mínima es una historia que transcurre en la España de 1980, en un pequeño pueblo olvidado y atemporal de las Marismas del Guadalquivir. Aquí, y durante un período de tiempo relativamente corto, se han sucedido las desapariciones de varias adolescentes, entre ellas, las de dos chicas justo en fechas de las fiestas patronales.
Pedro y Juan, dos polícias de la unidad de homicidios, ideológica y profesionalmente antagónicos, son destinados desde Madrid al pequeño pueblo de Cádiz, pese a estar atravechando dificultades  profesionales dentro del cuerpo.
La realidad con la que ambos se encuentran es con la de un lugar caracterizado por el silencio y hermetismo de sus gentes, que no se muestran en la labor de colaborar en la investigación y donde, además del arroz, existe otra fuente de ingresos : el tráfico de drogas. Mientras tanto, el pueblo atraviesa dificultades económicas debido a una huelga de agricultores, que acrecentan las presiones del gobierno para que los dos agentes solucionen rápidamente el caso.
A medida que el cerco hacia el asesino de las jóvenes se va estrechando, Pedro y Juan, se enfrentaran a su pasado, y a las diferencias en sus métodos, descubriendo cosas inesperadas el uno del otro.
Crítica
Éste año, el cine español, está sencillamente de enhorabuena. Títulos taquilleros como Ocho apellidos vascos, o El niño, han arrasado, pero aún así han sido títulos a los que se les podrían atribuir mejoras, y no han alcanzado la perfección. Sin embargo, ponen de manifiesto, que el cine español va evolucionando y cobrando peso, y que, muy pronto tendría que haber una película que colmara ese ansia de perfección. La Isla Mínima, es la consolidación de esa perfección, en una película magistral.
Alberto Rodríguez, quien ya había consolidado su carrera como director con Grupo 7, nos regala una película donde pone al servicio del espectador todo su ingenio; un ingenio que radica en demostrarnos que, no es necesario que una producción española tenga que invertir los limitados medios económicos patrios, intentando imitar las escenas de acción hollywoodienses. La magia de La Isla Mínima es precisamente esa; la sutilidad de una historia que sorprende sin resultar forzada, una película que entretiene solo con el poder de lenguaje, pero sin ser meramente contemplativa.
Sin necesidad de efectos especiales, ni de tiroteos en lugares públicos que creen escándalos apocalípticos, ni de escenas artificiosas que pretendan demostrar al espectador español que podemos hacer cine a lo Michael Mann, Alberto Rodríguez crea una historia, aparentemente muy simple pero que va ganando tensión a medida que el ritmo se va haciendo más lento y silencioso, donde el argumento va ofreciendo al espectador muchos más matices de los que se esperaba.

Como siempre que en la cinematografía española nos sale algo bien; las inevitables comparaciones con un producto norteamericano (maldita sea la tendencia).
Dícese de que La Isla Mínima es como una versión cinematográfica española de la serie True Detective, emitida cuando ya había sido rodada la cinta de Rodríguez, a juzgar por algunas similitudes de ambientación y de morfología de los personajes. Nada más lejos de la realidad.
Y es que Alberto Rodríguez crea en las Marismas del Guadalquivir, un universo que atrapa al espectador, con un lenguaje donde todos los elementos encajan entre sí. Vayamos por partes. Una fotografía que plasma los tonos tenues de la Andalucía de la transición. El sonido al compás de un ritmo sigiloso. Una ambientación rural, costumbrista, que dibuja de forma creíble los pueblos del sur de Cádiz de la España de principios de los 80, donde es destacable una admirable peculiaridad : si bien estamos ante una película muy española, la escena no está cargada de los arquetipos de nuestra cultura. Y, por supuesto, el hecho de lograr que dos actores, Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez, encasillados en la comedia y en la ficción televisiva, respectivamente, den un sobresaliente giro de ciento ochenta grados en su interpretación. Todos los aspectos artísticos y técnicos de La Isla Mínima, absolutamente todos, se armonizan magistralmente entre sí para dar lugar a una historia con identidad y credibilidad propia, como si cada uno de esos aspectos fueran como un personaje más de la historia. No hay comparaciones que valgan.


domingo, 7 de septiembre de 2014

EL NIÑO.

Direccion : Daniel Monzón
Nacionalidad : España
Género : Acción
Duración : 130 min.
Guión : Jorge Guerricaechevarría y Daniel Monzón
Intérpretes : Ian McShane, Lluis Tosar, Sergi López, Jesús Castro, Bárbara Lennie, Mariam Bachir, Eduard Fernández, Jesus Carroza, Moussa Maaskri, Said Chatiby.
 
Sinopsis :
 
En el triángulo formado por Marruecos, España y Gibraltar, las mafias que mueven el narcotráfico y el dinero negro, estan a la orden del día. Jesus y Eva son dos agentes de la unidad de la Policia especializada antidroga, que creen estar a punto de dar con su objetivo; "el inglés" el jefe de una red importante de trafico de estupefacientes.
Todo cambia cuando se cruzan en su camino El niño y El Compi, dos jóvenes que buscan hacerse ricos haciendo transportes de droga entre Marruecos y España, cruzando el Estrecho de Gibraltar. Jesus y Eva descubrirán que perseguir a El niño y a El Compi, no será fruto de la casualidad, sino el cebo para despistarles de las operaciones clandestinas, y a mayor escala, orquestadas por "el inglés".
 
Crítica
 

El niño es un producto más de como está evolucionando el cine de acción en España. Saber que la película esta dirigida por Daniel Monzón, el mismo que nos cautivó con Celda 211 hace que el espectador se sienta llamado a ir a ver El niño, sin falta. Lo que ocurre es que el resultado final del producto del director mallorquín, no es del todo perfecto, dejando en la audiencia la sensación agridulce de película de la que se espera mucho mas.
Pese a que en el plano artístico los protagonistas están brillantes en sus interpretaciones, sobretodo un debutante Jesús Castro, en un papel asignado a su medida, al igual que Lluis Tosar y Bárbara Lennie; Sergi Lopez es cada vez mas inexpresivo en cada película que hace.
 


Y pese a que en plano técnico es una película excelentemente
producida por Telecinco (aún sabiendo el espectador español que  en los efectos especiales no falta un palmo para llegar a Hollywood), con un sonido y una fotografía que acompañan muy bien la acción de la historia; lo peor de la película, el defecto y gran error, es esa media hora de metraje, que estriba entre el punto de humor que le ponen a la cinta El compi y El niño, y la historia de amor de éste último con Amina. Tal es el error que el espectador llega a sentir que lo que empieza siendo un thriller de acción, deriva en una historia dramática, de no ser porque, por fin, llega la acción, trepidante, al más puro estilo hollywodiense, pero no lo suficientemente impactante como para hacerse tanto de esperar.

viernes, 13 de junio de 2014

ISMAEL


 
 
Dirección : Marcelo Piñeyro.
Nacionalidad : España
Género : Drama
Reparto : Mario Casas, Larsson do Amaral, Belén Rueda, Juan Diego Botto, Sergi López y Ella Kweku.
Web : www.ismaelpelicula.com
Duración : 106 min.
Guión : Verónica Fernández, Marcelo Figueras, Marcelo Piñeyro

Ismael Tchou es un niño mulato de 8 años, que emprende un viaje solo, en tren, desde Madrid a Barcelona, en busca de la identidad de su verdadero padre. Cuenta como pista una pista que éste le escribió a su madre Alika (Ella Kweku), antes de abandonarla por estar embarazada del niño. Al llegar a Barcelona, descubrirá que la dirección de la carta es la de Nora (Belén Rueda), su atractiva abuela cincuentona y que su padre es Félix, el joven que huyó de Madrid años atrás por no saber afrontar la verdad del embarazo de Alika, y que ahora vive retirado en un pueblo de la Costa Brava, dando clase a niños conflictivos. Cuando Alika y su actual marido Luis (Juan Diego Botto), al que Ismael designa como su “otro padre”, se enteran de que Ismael está en Barcelona y acuden en su búsqueda, comienza una lucha de intereses sentimentales y personales, rencilla de un pasado oculto, en torno a la cuestión crucial ¿quién puede darle al pequeño la mejor atención y cariño?

Su arrolador trailer, con una música arrebatadora, al estilo de la comedia romántica norteamericana, hizo que me sintiera arrastrado a ver Ismael, una historia que prometía, viniendo de Marcelo Piñeyro, el director de El Método y Kamchatka.
En efecto, como especialidad en el director porteño, la historia de Ismael, el pequeño niño que abandona Madrid en busca de una dirección en Barcelona, buscando al padre que abandonó a su madre; está muy bien contada y llega al corazón si logramos sentirnos identificados con la misma, pero el resultado final es el de una película no del todo conseguida, con matices a mejorar como para que el filme hubiera podido pentrar en el amplio espectro de espectadores en los que suele pentetrar una pelicula-fenómeno.
Uno de esos matices, es el Felix interpretado por Mario Casas, cuyo rol le viene demasiado grande al famoso ídolo de adolescentes, que esta muy bien que interprete papeles de mayor, pero es que aquí la balanza cae por toneladas. Su papel es el de un lisiado, cojo, perdedor, profesor de unos niños conflictivos que, por arte de magia, se vuelven a lo largo de la trama, menos delincuentes y mas adorables. Ni siquiera los forzados gestos, ni ese look tan de moda de barbudo urdenground (dichosas tendencias actuales en moda masculina), hacen que nos creamos su situación.
Menos creíble, el papel protagonista, de niño excesivamente listo y emocional para su edad, Ismael, que encarna Larsson do Amaral, hijo de Alika g de su "otro padre adoptivo" Luis, interpretados por Ella Kweku y Juan Diego Botto respectivamente, cuyas interpretaciones sobresalen mucho màs y que salvan la pelīcula en cuanto a reparto se refiere.
Pero para mucho menos creíble, el flechazo inicial entre Nora (una Belėn Rueda que cobra peso en cada película que hace) y Jordi (un Sergi Lopez algo falto de fuerza), que sobra demasiado en la película (o que Piñeyro podría haber enfocado de otra manera) como para permitirse no tener ninguna relación con la trama principal, y no llegar a ningún desenlace.
Concedamos a Ismael, el honor de ser una historia que cautiva por su moraleja y su sugnificado, dentro del universo más destacado de Piñeyro; las relaciones humanas, donde incluso, como en Kamchatka, los niños adquieren especial protagonismo, aunque sea, la de Ismael, una historia muy mal matizada en su interpretaciones.