UN BUEN COMIENZO

Doy rienda suelta a mi nuevo blog sobre cine en Blogger. El anterior, llamado LOS VIERNES AL SOL, lo tenía en la plataforma El País. Aunque hablar a éstas alturas de Crepúsculo no es muy actual. Pero una forma de empezar a darle un contenido, en todo el trabajo de composición y grafismo de éste nuevo blog, era comenzarlo rescatando algunos de los antiguos artículos de LOS VIERNES AL SOL, con críticas sobre películas que en su momentos fueron éxito, como la protagonizada por Kristeen Stewart y Robert Patinson.

viernes, 21 de noviembre de 2014

LA ISLA MÍNIMA


Dirección : Alberto Rodríguez
Nacionalidad : España
Género : Thriller policíaco
Duración : 105 min.
Guión : Alberto Rodríguez, Rafael Cobos.
Fotografía : Alex Catalán
Intérpretes : Raúl Arévallo, Javier Gutiérrez, Nerea Barros, Antonio de la Torre, Jesús Castro.

Sinopsis
La Isla Mínima es una historia que transcurre en la España de 1980, en un pequeño pueblo olvidado y atemporal de las Marismas del Guadalquivir. Aquí, y durante un período de tiempo relativamente corto, se han sucedido las desapariciones de varias adolescentes, entre ellas, las de dos chicas justo en fechas de las fiestas patronales.
Pedro y Juan, dos polícias de la unidad de homicidios, ideológica y profesionalmente antagónicos, son destinados desde Madrid al pequeño pueblo de Cádiz, pese a estar atravechando dificultades  profesionales dentro del cuerpo.
La realidad con la que ambos se encuentran es con la de un lugar caracterizado por el silencio y hermetismo de sus gentes, que no se muestran en la labor de colaborar en la investigación y donde, además del arroz, existe otra fuente de ingresos : el tráfico de drogas. Mientras tanto, el pueblo atraviesa dificultades económicas debido a una huelga de agricultores, que acrecentan las presiones del gobierno para que los dos agentes solucionen rápidamente el caso.
A medida que el cerco hacia el asesino de las jóvenes se va estrechando, Pedro y Juan, se enfrentaran a su pasado, y a las diferencias en sus métodos, descubriendo cosas inesperadas el uno del otro.
Crítica
Éste año, el cine español, está sencillamente de enhorabuena. Títulos taquilleros como Ocho apellidos vascos, o El niño, han arrasado, pero aún así han sido títulos a los que se les podrían atribuir mejoras, y no han alcanzado la perfección. Sin embargo, ponen de manifiesto, que el cine español va evolucionando y cobrando peso, y que, muy pronto tendría que haber una película que colmara ese ansia de perfección. La Isla Mínima, es la consolidación de esa perfección, en una película magistral.
Alberto Rodríguez, quien ya había consolidado su carrera como director con Grupo 7, nos regala una película donde pone al servicio del espectador todo su ingenio; un ingenio que radica en demostrarnos que, no es necesario que una producción española tenga que invertir los limitados medios económicos patrios, intentando imitar las escenas de acción hollywoodienses. La magia de La Isla Mínima es precisamente esa; la sutilidad de una historia que sorprende sin resultar forzada, una película que entretiene solo con el poder de lenguaje, pero sin ser meramente contemplativa.
Sin necesidad de efectos especiales, ni de tiroteos en lugares públicos que creen escándalos apocalípticos, ni de escenas artificiosas que pretendan demostrar al espectador español que podemos hacer cine a lo Michael Mann, Alberto Rodríguez crea una historia, aparentemente muy simple pero que va ganando tensión a medida que el ritmo se va haciendo más lento y silencioso, donde el argumento va ofreciendo al espectador muchos más matices de los que se esperaba.

Como siempre que en la cinematografía española nos sale algo bien; las inevitables comparaciones con un producto norteamericano (maldita sea la tendencia).
Dícese de que La Isla Mínima es como una versión cinematográfica española de la serie True Detective, emitida cuando ya había sido rodada la cinta de Rodríguez, a juzgar por algunas similitudes de ambientación y de morfología de los personajes. Nada más lejos de la realidad.
Y es que Alberto Rodríguez crea en las Marismas del Guadalquivir, un universo que atrapa al espectador, con un lenguaje donde todos los elementos encajan entre sí. Vayamos por partes. Una fotografía que plasma los tonos tenues de la Andalucía de la transición. El sonido al compás de un ritmo sigiloso. Una ambientación rural, costumbrista, que dibuja de forma creíble los pueblos del sur de Cádiz de la España de principios de los 80, donde es destacable una admirable peculiaridad : si bien estamos ante una película muy española, la escena no está cargada de los arquetipos de nuestra cultura. Y, por supuesto, el hecho de lograr que dos actores, Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez, encasillados en la comedia y en la ficción televisiva, respectivamente, den un sobresaliente giro de ciento ochenta grados en su interpretación. Todos los aspectos artísticos y técnicos de La Isla Mínima, absolutamente todos, se armonizan magistralmente entre sí para dar lugar a una historia con identidad y credibilidad propia, como si cada uno de esos aspectos fueran como un personaje más de la historia. No hay comparaciones que valgan.


domingo, 7 de septiembre de 2014

EL NIÑO.

Direccion : Daniel Monzón
Nacionalidad : España
Género : Acción
Duración : 130 min.
Guión : Jorge Guerricaechevarría y Daniel Monzón
Intérpretes : Ian McShane, Lluis Tosar, Sergi López, Jesús Castro, Bárbara Lennie, Mariam Bachir, Eduard Fernández, Jesus Carroza, Moussa Maaskri, Said Chatiby.
 
Sinopsis :
 
En el triángulo formado por Marruecos, España y Gibraltar, las mafias que mueven el narcotráfico y el dinero negro, estan a la orden del día. Jesus y Eva son dos agentes de la unidad de la Policia especializada antidroga, que creen estar a punto de dar con su objetivo; "el inglés" el jefe de una red importante de trafico de estupefacientes.
Todo cambia cuando se cruzan en su camino El niño y El Compi, dos jóvenes que buscan hacerse ricos haciendo transportes de droga entre Marruecos y España, cruzando el Estrecho de Gibraltar. Jesus y Eva descubrirán que perseguir a El niño y a El Compi, no será fruto de la casualidad, sino el cebo para despistarles de las operaciones clandestinas, y a mayor escala, orquestadas por "el inglés".
 
Crítica
 

El niño es un producto más de como está evolucionando el cine de acción en España. Saber que la película esta dirigida por Daniel Monzón, el mismo que nos cautivó con Celda 211 hace que el espectador se sienta llamado a ir a ver El niño, sin falta. Lo que ocurre es que el resultado final del producto del director mallorquín, no es del todo perfecto, dejando en la audiencia la sensación agridulce de película de la que se espera mucho mas.
Pese a que en el plano artístico los protagonistas están brillantes en sus interpretaciones, sobretodo un debutante Jesús Castro, en un papel asignado a su medida, al igual que Lluis Tosar y Bárbara Lennie; Sergi Lopez es cada vez mas inexpresivo en cada película que hace.
 


Y pese a que en plano técnico es una película excelentemente
producida por Telecinco (aún sabiendo el espectador español que  en los efectos especiales no falta un palmo para llegar a Hollywood), con un sonido y una fotografía que acompañan muy bien la acción de la historia; lo peor de la película, el defecto y gran error, es esa media hora de metraje, que estriba entre el punto de humor que le ponen a la cinta El compi y El niño, y la historia de amor de éste último con Amina. Tal es el error que el espectador llega a sentir que lo que empieza siendo un thriller de acción, deriva en una historia dramática, de no ser porque, por fin, llega la acción, trepidante, al más puro estilo hollywodiense, pero no lo suficientemente impactante como para hacerse tanto de esperar.

viernes, 13 de junio de 2014

ISMAEL


 
 
Dirección : Marcelo Piñeyro.
Nacionalidad : España
Género : Drama
Reparto : Mario Casas, Larsson do Amaral, Belén Rueda, Juan Diego Botto, Sergi López y Ella Kweku.
Web : www.ismaelpelicula.com
Duración : 106 min.
Guión : Verónica Fernández, Marcelo Figueras, Marcelo Piñeyro

Ismael Tchou es un niño mulato de 8 años, que emprende un viaje solo, en tren, desde Madrid a Barcelona, en busca de la identidad de su verdadero padre. Cuenta como pista una pista que éste le escribió a su madre Alika (Ella Kweku), antes de abandonarla por estar embarazada del niño. Al llegar a Barcelona, descubrirá que la dirección de la carta es la de Nora (Belén Rueda), su atractiva abuela cincuentona y que su padre es Félix, el joven que huyó de Madrid años atrás por no saber afrontar la verdad del embarazo de Alika, y que ahora vive retirado en un pueblo de la Costa Brava, dando clase a niños conflictivos. Cuando Alika y su actual marido Luis (Juan Diego Botto), al que Ismael designa como su “otro padre”, se enteran de que Ismael está en Barcelona y acuden en su búsqueda, comienza una lucha de intereses sentimentales y personales, rencilla de un pasado oculto, en torno a la cuestión crucial ¿quién puede darle al pequeño la mejor atención y cariño?

Su arrolador trailer, con una música arrebatadora, al estilo de la comedia romántica norteamericana, hizo que me sintiera arrastrado a ver Ismael, una historia que prometía, viniendo de Marcelo Piñeyro, el director de El Método y Kamchatka.
En efecto, como especialidad en el director porteño, la historia de Ismael, el pequeño niño que abandona Madrid en busca de una dirección en Barcelona, buscando al padre que abandonó a su madre; está muy bien contada y llega al corazón si logramos sentirnos identificados con la misma, pero el resultado final es el de una película no del todo conseguida, con matices a mejorar como para que el filme hubiera podido pentrar en el amplio espectro de espectadores en los que suele pentetrar una pelicula-fenómeno.
Uno de esos matices, es el Felix interpretado por Mario Casas, cuyo rol le viene demasiado grande al famoso ídolo de adolescentes, que esta muy bien que interprete papeles de mayor, pero es que aquí la balanza cae por toneladas. Su papel es el de un lisiado, cojo, perdedor, profesor de unos niños conflictivos que, por arte de magia, se vuelven a lo largo de la trama, menos delincuentes y mas adorables. Ni siquiera los forzados gestos, ni ese look tan de moda de barbudo urdenground (dichosas tendencias actuales en moda masculina), hacen que nos creamos su situación.
Menos creíble, el papel protagonista, de niño excesivamente listo y emocional para su edad, Ismael, que encarna Larsson do Amaral, hijo de Alika g de su "otro padre adoptivo" Luis, interpretados por Ella Kweku y Juan Diego Botto respectivamente, cuyas interpretaciones sobresalen mucho màs y que salvan la pelīcula en cuanto a reparto se refiere.
Pero para mucho menos creíble, el flechazo inicial entre Nora (una Belėn Rueda que cobra peso en cada película que hace) y Jordi (un Sergi Lopez algo falto de fuerza), que sobra demasiado en la película (o que Piñeyro podría haber enfocado de otra manera) como para permitirse no tener ninguna relación con la trama principal, y no llegar a ningún desenlace.
Concedamos a Ismael, el honor de ser una historia que cautiva por su moraleja y su sugnificado, dentro del universo más destacado de Piñeyro; las relaciones humanas, donde incluso, como en Kamchatka, los niños adquieren especial protagonismo, aunque sea, la de Ismael, una historia muy mal matizada en su interpretaciones.

martes, 27 de mayo de 2014

LA GRAN ESTAFA AMERICANA

Título original : American Hustle 
Dirección : David O. Russell
Nacionalidad : E.E.U.U
Género : Comedia/Suspense
Reparto :
·         Christian Bale – Irving Rosenfeld
·         Bradley Cooper – Richie DiMaso
·         Amy Adams – Sydney Prosser
·         Jennifer Lawrence – Rosalyn Rosenfeld
j         Jeremy Renner - Carmine Polito

Web : www.americanhustle-movie.com
Duración : 138 min.
Guión : Eric Warren Singer / David O. Russell

SINOPSIS

Irving Rosenfeld y Syndney Prosser, son dos grandes estafadores, que se ven obligados, a cambio de favores legales, a trabajar para un turbulento agente del FBI, Richie DiMaso. DiMaso introduce a los estafadores en el mundo de la política y la mafia de Nueva Jersey. Los tres se asocian para planear una gran estafa en la que se vén involucradas dos personas que pueden ser un obstáculo; Carmine Polito, un político atrapado entre los intereses de los estafadores y los agentes federales; y Rosalyn, la enérgica e histriónica mujer de Irving que puede hacer que se descubra todo el pastel.


Nos encontramos ante una película que, en la edición de los Oscar's de éste año, pese a sus 10 nominaciones, no ha obtenido ningún premio; pero cuyo mérito si han sabido apreciar los Globos de Oro, al igual que otros certámenes a nivel de E.E.U.U. El título lo merece, mucho más, a mi parecer personal, que El Lobo de Wall Street, para gloria de David O. Russell, el mismo director que arrasó en la pasada edición con El lado bueno de las cosas. Justo de éste último título, O. Russel vuelve a contar con sus dos actores protagonistas (Jennifer Lawrence y Bradley Cooper), junto al resto del elenco, muy bien escogido.
 
La gran estafa americana es un juego de avaricia y traición, perfectamente hilvanado, entretenido, y nada forzado, en el que la historia se mueve dentro de un clima sutil, nada postizo, con una ambientación en la américa de los años 70 muy bien conseguida.
 
O. Russell logra crear en los personajes y en toda la historia, una belleza atemporal, que parece denotar que nunca hemos sabido nada de Jennifer Lawrence, Christian Bale o Bradley Cooper, como si no fueran seres interpretativos del  momento actual, sino completamente del pasado. Scorsese podría haber tomado la misma receta para su Lobo de Wall Street.


viernes, 25 de abril de 2014

EL LOBO DE WALL STREET

Título original : The Wolf of Wall Street 

Dirección : Martin Scorsesse
Nacionalidad : E.E.U.U
Género : Comedia/Drama
Reparto :
Leonardo DiCaprio – Jordan Belfort
Jonah Hill – Donnie Azoff
Margot Robbie – Naomi Lapaglia
Matthew McConaughey – Mark Hanna
Kyle Chandler – Agent Patrick Denham
Rob Reiner – Max Belfort
Jon Bernthal – Brad
Jon Favreau – Manny Riskin
Web : www.thewolfofwallstreet.com
Duración : 180 min.

SINOPSIS

Narra la historia, basada en hechos reales, de Jordan Belfort, un corredor de bolsa que conoció en primera persona el éxito y el declive en la meca del dinero, Wall Street. Desde mediados de los 80, Belfort es un joven, de vida mediocre, al que le mueve la ambición por triunfar en las finanzas. Su primera oportunidad le llega como corredor de bolsa para LF Rothschild; empresa que quiebra en 1988, pero en la que Belfort aprende la principal picaresca para ganar dinero: por encima de los intereses y la dignidad de sus clientes, está una buena comisión

A partir de aquí, decide fundar Stratton Oakmond, con la ayuda de varios socios inadaptados, a los que va preparando para ganar en los negocios. La nueva firma arrasa hacia el éxito, y Belfort pasa a ser “El Lobo de Wall Street”, tomando las riendas de una vida repleta de prestigio, drogas, orgías sexuales y derroche. Su debacle comienza cuando los métodos comerciales cuestionables de Straton Oakmond ponen en el punto de mira a la fiscalía anticorrupción, y los excesos empiezan a hacer mella en la vida familiar.


CRÍTICA

Conoces ustedes la expresión "pues chico, ¿qué quieres que te diga?". El Lobo de Wall Street es la típica película que Hollywood y el mundo cinematográfico entero han glorificado en el limbo, pero a mi no dejo de parecerme una americanada aceptable y digerible, con la diferencia de que no es como tal una cualquiera, sino un producto con la firma Scorsese.

Las hazañas de Jordan Belfort en el mundo bursátil transcurren con el estilo al que Scorsese a sido fiel en las películas que, dentro de su filmografía variada en registros, irían en la línea de Casino o Uno de los nuestros; un argumento relacionado con el mundo del poder y la corrupción, en sintonía con la voz en off del personaje protagonista, y en el que se mezcla con esa peculiar ironía lo cómico y lo dramático. 

A medida que un actor - que no es el preferido de quienes lo seguimos asociando con el imberbe niño de Titanic o Shakespeare in Love - cobra peso en Hollywood, y va formando con Scorsese un tandem que viene siendo habitual desde Gangs of New York, el director de El aviador pierde ese peso, en ésta película. 

La picardía con la que aborda el ascenso y el declive del éxito en Casino o El color del dinero, se convierte aquí en los giros argumentales inverosímiles de un Jordan Belfort que tiene más vidas que un gato. La gracia de las situaciones canallescamente más extremas de Jo que Noche, aquí es una orgía de exagerados gags llenos de tacos, droga y masturbación, que más bien, parece sacada de cualquier secuela de Supersalidos o Resacón en Las Vegas. Todo ello, a juzgar por los actores elegidos para formar el equipo de ineptos con los que el protagonista funda Straton Oakmond; oséase, hombres gorditos, gafudos, lelos, y algo calzonazos, de los que es posible sacar una mente maravillosa, un arquetipo que se nos impone de forma habitual para que una película tenga gracia. (el ejemplo más representativo, Jonah Hill).

Si en Casino o Gangs o New York, Scorsese sacó lo mejor de una Sharon Stone y una Cameron Díaz, respectivamente, en sus mejores momentos como sex-symbols de los noventa, aquí el reparto no sobresale especialmente. Incluso la belleza exhuberante de Margot Robbie, nos llega en un momento en el que ya hay demasiados cuerpos diez en el celuloide, y la modelo Naomi Lapaglia - explosiva mujer de Belfort en el filme - es uno más, del que no sobresale nada más que el hecho de parecer sacada de la portada del Vogue, ni siquiera sus azulados ojazos dotan de fuerza a una mirada insulsa y unos gritos tan ñoños, que me recuerdan a esas pedorras universitarias siliconadas que morian asesinadas en las peores secuelas de Scream.

En definitiva, donde unos han visto una película que pasará a la historia, yo vislumbro un producto más del sello Scorsese, que ésta vez se ha rendido demasiado a lo comercial y al humor freak y facilón, y una película, casi rebajable al género de la teenager movie - de no ser por estar basada en una historia real- con la que la crítica ha sido demasiado benevolente solo por que viene del genio de Taxi Driver.

sábado, 19 de abril de 2014

OCHO APELLIDOS VASCOS


Dirección : Emilio Martínez - Lázaro 
Nacionalidad : España
Género : Comedia
Reparto :
·         Dani Rovira – Rafa
·         Clara Lago – Amaia
·         Carmen Machi – Merche/Anne
·         Karra Elejalde - Koldo
Duración : 98 min.
Guión : Borja Cobeaga, Diego San José.

SINOPSIS

Rafa es indudablemente andaluz. Con su pelo engominado, su marcado acento y su pasión por el Betis y las mujeres, nada parece hacerle cambiar hasta que un día se cruza en su vida Amaia, una vasca ruda y temperamental, de despedida de soltero en Sevilla. Ambos se enamoran perdidamente, en un flechazo de una noche, tras el que Amaia desaparece. Rafa iniciará un viaje rumbo al País Vasco más profundo, en el que iniciará toda una vorágine de peripecias desternillantes con tal de recuperar el amor de Amaia. Entre ellas, lo más difícil para un andaluz casto : hacerse pasar por vasco.


CRÍTICA


Tengo que reconocer que, cuando acudí al cine a ver Ocho apellidos vascos, lo hice por un efecto llamada. Mi curiosidad ante el considerado como fenómeno cinematográfico de la temporada, pudo conmigo y me arrastro con toda la marea humana que durante varias semanas, ha llenado las salas de cine. Sin reparar en saber, a priori, quien dirigía el filme, empecé a sentir un pequeño pálpito. A medida que Rafa emprendía su descabellado viaje hacia el País Vasco, para conquistar el amor de Amaia, iba dibujando, entre cada uno de los desternillantes gags que retumbaban en las mandíbulas de los espectadores, los matices que definen el estilo de Emilio Martínez-Lázaro. 



El primero, recordando la portada, con una tipografía y una estética vivaz, donde predomina el rostro sonriente y deshinibido de los personajes, situados a modo de mosaico. El segundo, las desdichas y encrucijadas que vive el personaje, en el entorno de la jungla urbana; un matiz que si bien en títulos como Lulú de noche, El otro lado de la cama, o La montaña rusa esa jungla es Madrid, en Ocho apellidos vascos, cambia ligeramente para desarrollar la acción en un entorno rural de las vascongadas. El tercero, una forma gamberra de hacer gracia, con situaciones que rayan el disparate y lo absurdo, las mismas por las que el espectador se muerde las uñas preguntándose ¿cómo acabara ésto? y se encuentra con un repentino y desternillante desenlace, a golpe de gag. Un humor con el que Martínez-Lázaro otorga en Ocho apellidos vascos, la virtud más inédita pero menos reconocida de la película; enfocar la ficción, en parte ocasional del metraje, en un terreno donde jamás se había atrevido a hacerlo ninguna otra comedia, que es el entorno abertzale vasco, con ese humor pícaro que, aunque respetuoso, hubiera sido imposible abordarlo de no ser por una coyuntura politica como la actual.

El cuarto, que el pilar fundamental de la picaresca sea el amor, y una lucha encarnizada entre sexo y personajes opuesto.
Pero sobretodo, los paralelismo que el fenómeno Ocho apellidos vascos, guarda con el que fué, en el 2002, El otro lado de la cama. Convertir lo que aparentemente se nos presenta como una comedia simple, una más del cine español, en el fenómeno del producto bien conseguido en un público, al que no se le ha dejado indiferente.


El inconveniente en Ocho apellidos vascos, es que ese mismo efecto deseado no se ha logrado en la crítica, por culpa de decaer en ciertos convencionalismos que vienen siendo típicos en comedias españolas modernas, cuando El otro lado de la cama, asombró a la crítica con novedades de género que eran impredecibles, como hacer de la música un elemento más de la ficción. Esto es, los momentos finales y decisivos de la historia están necesitados de la misma energía con la que arrancan los momentos iniciales, como por ejemplo, el momento de la boda, en la que el espectador espera más caos. También, el desarrollo se va haciendo monótono, y quizás la historia pide a gritos, que se enreden más las cosas.

Y algunos personajes, hubieran sido más acertados con un casting diferente, como es el caso de una Amaia (Clara Lago), a la que le falta una pequeña chispa para creernos el mal humor de las vascas, si bien el resto del reparto está súblime.
Son ejemplos de que Ocho apellidos vascos, se sostiene porque es una película que ha hecho reir, aunque hubiera podido ser mejor, con un guión más esmerado. 

domingo, 30 de marzo de 2014

OTROS DÍAS VENDRÁN


Año : 2006
Nacionalidad : España
Director: Eduard Cortés.
Intérpretes: Cecilia Roth, Antonio Resines, Nacho Aldeguer, Nadia de Santiago Diana Peñalver, Fernando Guillén, Alex Angulo.


Alicia (Cecilia Roth) es una profesora de instituto que tiene una hija (Nadia de Santiago) y un padre, enfermo de Alzheimer, al que cuida (Fernando Guillén). Ella es una mujer falta de cariño, y tan solo consigue entablar relaciones por internet con un menor (Nacho Aldeguer), quien se obsesiona con ella y no consigue dejarla en paz.
La casualidad y el empeño de su hija por conseguirle un marido, le llevará a conocer a Luis (Antonio Resines), un empresario que acaba de perder a su mujer e hijo menor. Ambos entablaran una excelente relación, hasta que la casualidad, esta vez la más inoportuna, les llevará a un desenlace de lo más inesperado.
Otros días vendrán, cuenta una historia mas cotidiana y menos intrigante que el anterior título del director, La vida de nadie. No es la presenta una película maestra, de sobrados detalles medidos a la perfección. Se podría decir, en relación al mérito artístico, que la interpretación de Antonio Resines es demasiado serena (incluso algo inexpresiva) y la de la niña Nadia de Santiago, demasiado melosa. Pero todo ello queda compensado con el resultado final de una historia que despierta la sensibilidad del espectador (sobretodo la fémina) con las personas menos afortunadas pero con habilidad y derecho a un pequeño golpe de suerte; sensibilidad acentuada aún mas gracias al poder de credibilidad de Cecilia Roth y Fernando Guillén, ambos inmejorables.
Una historia donde la casualidad, a veces es la maravilla que resuelve una vida desastrosa, y otras, la providencial maldición común que comparten los dos protagonistas, Alicia y Luis que casi empaña la química entre ellos.
Quizá una torpeza en la realización, como sucede en otras películas de nuestro cine, es la aparición de un plano, poco pudoroso, donde Fernando Guillén muestra sus genitales al levantarse de una bañera. Pero ante esta historia, muy bien contada a pesar de altibajos artísticos y técnicos, el broche de oro aparece en el final y es la belleza y emotividad con la que Cecilia Roth recuerda interiormente las cinco cosas por las que merece la pena vivir, hablando en una apaciguada voz en off.

RED DE MENTIRAS

Título original: Body of Lies
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Russel Crowe, Mark Strong, Golshifteh Farahani, Oscar Isaac y la participación de Gianina Faccio.
Dirección: Ridley Scott
Nacionalidad: E.E.U.U

Webhttp://www.la.warnerbros.com/bodyoflies
Roger Ferris es el espía predilecto del Servicio de Inteligencia Norteamericano, y lleva a sus espaldas misiones de lo mas peliagudas, en países de gran peligrosidad donde actuar con eficaz destreza depende de una sofisticada red de comunicaciones . Trabaja para Ed Hoffman, un veterano de la CIA, quien tiene para Ferris una nueva misión: infiltrarse en el entorno clandestino que ha permitido que un líder terrorista , sito en el punto de mira de Hoffman, no haya sido capturado todavía por ser el responsable de una oleada de atentados por toda Europa.Ferris quiere llevar a cabo la misión jugando limpio y sin traicionar a personajes clave de la misma , pero tendrá que enfrentarse a un modo distinto de actuar; aquel que obedece a los intereses políticos de Hoffman, del cual el espía desconfia a temor por su vida.
Red de mentiras no es ni la mejor ni peor película de Ridley Scott; sino una mas, y tanto.  Vuelve a contar con un Russell Crowe al que dábamos por perdido y reserva un papel para Gianina Faccio (antigua novia de Julio Iglesias, quien estuvo en nuestro país a las órdenes de Jose María Castellví con Poppers -1984- y ahora mujer de Ridley Scott), por poner dos ejemplos fieles a su tono personal.En su veterana, aunque intermitente filmografía, Ridley ha llevado a cabo todo tipo de géneros. Es una lástima comprobar en esta película como Ridley ha perdido facultades en un género, la acción, con el que en su día logro brillar con fuerza gracias a Blade Runner o Los duelistas.
A mediados de los noventa películas como Independence Day o Deep Raising correspondían al boom argumental de las películas de catarsis colectivas a raíz de la destrucción del mundo. Después vinieron las películas de soldados (Salvar al soldado Ryan, La delgada línea roja, La teniente O´neill), por no hablar de la fiebre de los remakes. Y quizá el problema de Ridley Scott con Red de mentiras es su afán de adaptarse a la última de estas modas hollywodienses: ahora se trata de reflejar la pugna entre E.E.U.U y Oriente Medio con la amenaza terrorista y la sofisticada logística de la CIA como telón de fondo. Una temática que empieza a ser repetitiva y cansina, y a la que el guionista del filme, William Monahan, nos tiene mas que acostumbrados.
Red de mentiras es una película mas en este especie de calcografía que empieza, de por si, con su reparto; el típico tandem formado por actor veterano o consagrado (Russel Crowe) y el jóven actor al que el director se empeña en acorazar como el guerrero duro, pero al que asociamos mas con comedias o teenager movies (Leonardo di Caprio). En efecto, Leonardo DiCaprio no da un perfil de chico duro que vaya mas allá de un buen resultado como actor acostumbrado a otro tipo de rolles y el cual Ryan Phillipe o Matt Damon podrían abordar mejor. Pero si que cabe destacar de Red de mentiras, el resto del reparto, en el que destaca el talento y la belleza de la actriz iraní Golshifteh Farahani, cuya inocencia y naturalidad en su papel de enfermera, irradia vitalidad.

El argumento, no demasiado original, fluye por una atmósfera cargada de secretismo y confidencialidad, dentro de una escenografía que pretende hacernos creer que la película discurre dentro de una sofisticada logística informática y una aparatosa red de telecomunicaciones. Y, de hecho, nos lo hace creer porque lo cierto es que los efectos visuales, sonoros y gráficos de la historia se imponen por encima de una trama enrevesada que no dejan claro al espectador quienes son los buenos, quienes los malos y quien está de parte de quien. Pero el peor efecto que puede ocurrir en una película como Red de mentiras, y que también sucede en sus otras homónimas, es restar de acción a una película donde justo esta es el denominador principal para sustituirla por lentas escenas dedicadas a las filosofías personales y patrióticas de los personajes.
En definitiva Red de mentiras es un tributo al filón actual, que ya empieza a marchitar pero que, sin embargo, como toda película americana de acción que se precie, y pese a no ser demasiado favorable la critica por no aportar el film nada inédito, sus resultados comerciales si son buenos.